lunes, 5 de marzo de 2007

ENFRENTAR LA DESGRACIA...


La presunción de todos es que tenemos derecho a una buena vida, a una vida felíz, saludable y confortable.Si no conseguimos alcanzar ésta felicidad, entonces alguien debe tener la culpa.
Los términos: merecimiento, derecho, compensación y deuda son el lenguaje de la justicia, pero sin duda no es el lenguaje de la tragedia.
Digamos que ninguno de nosotros tiene derecho a la felicidad.No significa que no valga la pena buscarla y promoverla. Significa que el lenguaje de la justicia pierde de vista la perspectiva más amplia de la tragedia. La desgracia es real y corresponde a su propia naturaleza que no puede ser explicada. Hemos sido educados en nuestra estimada racionalidad; estamos en capacidad y disposición para elaborar racionalizaciones. Pero frente a la tragedia incluso las explicaciones más ambiciosas se revelan como un bloqueo, una negativa a aceptar los hechos de la vida. Es aquí donde aparecen los culpables, como necesidad de dar una explicación a nuestro sufrimiento a cualquier precio.
Aceptar requiere espacio y tiempo para poder reconocer y situar el sufrimiento, renunciar tanto a la culpa como al derecho y ser conscientes de nuestro aquí y ahora.

2 comentarios:

Massimo Pietrobon dijo...

me acuerdo de la historia de un bisabuelo mio que iba tan orgulloso de su edad que cuando alguien le preguntaba cuantos años tenia, él siempre añadía un año más.
a los 89 decia que ya tenia 90.
siempre de esta manera.

es una pequeña anecdota que a mi siempre me hizo pensar a que visiones tan diferentes se pueden tener de la edad.

ahora es mas comun buscar tener un año menos o pretender vivir por lo menos hasta los 70 años, lo contrario sería una desgracía y una injusticia.
para este mis bisabuelo no habia ninguna cantidad de años garantizada. su orgullo era de demonstrar de haber llegado hasta ahí. de haber tenido toda esta suerte. todos estos años "regalados".

un agradecimiento, un amor hacia sus años pasados

Anónimo dijo...

Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra
traspasado por un rayo de sol:
y de pronto anochece.

Salvatore Quasimodo



Sigo leyendo tu blog y me encanta cada vez mas.
Gracias Ludiena.